domingo, 17 de febrero de 2019

Machado en Collioure




Cercano el 80 aniversario de la muerte de Antonio Machado, dedica El País en su suplemento Babelia un interesante artículo centrado en la presencia y la memoria de Machado en Collioure. Tiene allí su sede la Fundación Antonio Machado, una iniciativa de 1977 que nació de la mano de, entre otros, unos cuantos hijos del exilio republicano. Esta entrada va de las casualidades de la vida y de cómo uno a veces aprende algunas cosas.

Si vives en Toulouse, te gusta la música y no haces oídos sordos a los muchos ecos republicanos que hay en la memoria del exilio, antes o después te darás de bruces con alguien de la familia de los Pradal. Entre el medio millón de españoles que cruzaron la frontera en 1939 se encontraba un diputado socialista por Almería, Gabriel Pradal, que tuvo que salir con sus hijos, entre los que estaban Carlos, que después sería pintor, y Kalinka, que fue una de las fundadoras de la Fundación Antonio Machado de Collioure, como bien recuerda Monique Alonso en esta carta leída en un homenaje hace ahora dos años. Carlos fue pintor y algún homenaje ha tenido en Toulouse que me ha permitido conocer un poco su obra. Su hijo Vicente ha ido por el lado musical, y nunca ha dejado de componer con un estilo muy personal utilizando textos de los grandes poetas en lengua española del siglo XX. Los hijos de Vicente ahora le acompañan en sus recitales, Rafael al piano y Paloma con un vozarrón y una sabiduría que además están envueltas de su hermosa juventud. 

Siempre que he ido a escuchar a Vicente Pradal he podido verle acompañado de sus dos hijos, que a día de hoy son dos grandes músicos que se debería estar rifando algún promotor avispado.  En cierta ocasión pudimos incluso ver un montaje que Vicente hizo de Yerma para la Comedie Française, ese templo teatral que nació con Molière. Poco después de aquello recuerdo que algún director teatral español fue a trabajar allí, y fue presentado por algún crítico como el primer español que montaba una obra en la Comedie Française; el olvido era innecesario y hasta doloroso, del exilio no se habla en España, luego no existe.



Termino volviendo al artículo de El País y al “pudor” del fotógrafo para mostrar la tumba de Antonio Machado sin que nadie pueda sentir que sus heridas se reabren al contemplar el color morado de la bandera republicana.

Menos sutil, yo tomé esta foto hace unos años, cuando ignoraba todavía mucho de lo que aprendería después y me ha animado a escribir esta entrada. Yo no se si España mañana será republicana, con lo que yo me conformaría ahora es con que que tuviera más memoria, solo eso.




Y como la música no debe faltar, vaya aquí el recital que los Pradal brindaron hace unos días en el homenaje que en Toulouse se rindió a la Retirada, con mesa redonda, testimonios, música a cargo de los Pradal y recital final de Paco Ibáñez. Memoria, siempre la memoria. El recital, a partir del minuto 8. 



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