Una noticia aparecida hoy en la prensa, una más de la historia interminable de corrupción que es España, me ha animado a escribir esta entrada que llevo en la cabeza desde hace mucho. Para la historia que quiero contar tengo que recurrir a mi amigo Marcial, nombre ficticio de alguien real y tan vivo que no debo utilizar su verdadero nombre. Alrededor de 1990 vino un día contento porque por fin había encontrado un trabajo que le permitiría vivir dignamente, y encima le gustaba lo que hacía. Lo habían contratado en una empresa que hacía proyectos de ingeniería, o eso entendí yo; grandes proyectos, puentes, carreteras, infraestructuras costosas que suelen hacer grandes constructoras a partir de dineros de las administraciones públicas. Teníamos tantas cosas de que hablar que de su trabajo no hablábamos mucho, la empresa era nueva, crecía lentamente, tenía salud financiera y, lo más importante, él estaba seguro en su puesto de trabajo. Sabía que trabajaban mucho en España, aunque alguna cosa empezaban a hacer en el extranjero, hasta que llegó 1996, elecciones generales, fin de la era Felipe González y el innombrable del bigote fue nombrado presidente; a partir de ese momento mi amigo Marcial siguió presentando proyectos en el Ministerio de Fomento, pero la empresa ya no ganó nada porque, según me dijo, había una directiva de trabajar con una lista cerrada de empresas donde no figuraba la de Marcial, y la empresa tuvo que buscar trabajo en otros países, y lo hizo con la suficiente fortuna como para seguir aumentando en tamaño y en trabajo.
Pasó el tiempo y en nuestros encuentros alguna vez le preguntaba, pero la respuesta era siempre que con el bigotudo de presidente para ellos pintaban bastos y el pastel se lo repartían otros. Llegó 2004, otro cambio de Gobierno y, casualidades de la vida, ellos empezaron de nuevo a poner un pie en proyectos españoles, hasta 2011 donde todo volvió a la casilla anterior. Fue después cuando me contó más detalles, y son dignos de ser conocidos, de cómo hacía en las dos épocas que he descrito, según qué partido gobernase. La acción que él me contaba era simple, salía un concurso público y las empresas presentaban su proyecto en el Ministerio. Sencillo, él era el encargado de entregar físicamente los proyectos.
En una época él llegaba a recepción, proyecto en mano, dejaba una copia, la otra se la sellaban, recibía un resguardo y volvía a la oficina; concurso público que luego ganaban o no. En la otra época tenía que hacer una “entrega en mano”, subir al despacho de algún personaje del Ministerio, que le recibía junto con los gerifaltes de otras empresas, puro o copa en la mano, brindando por lo que ya estaba decidido, y mi amigo Marcial, aunque sabía de lo inútil de su acción, entregaba de todos modos el proyecto y volvía a la oficina, aunque con un ánimo diferente al de la primera etapa.
El lector no necesita saber más detalles para reconocer a qué Gobiernos pertenece cada etapa, y comprender qué difícil es a veces ser honrado e intentar ganar un trabajo, un proyecto, sin dejarte la honestidad por el camino. A día de hoy, que yo sepa, la empresa sigue teniendo un estado financiero saludable, trabaja mucho en el extranjero y en España todavía no ha vendido su alma al diablo por un plato de lentejas. Me alegro por ellos.
Marcial sigue siendo un gran amigo, espero que no se moleste por lo que aquí he contado. Tengo más amigos, y a veces alguno te cuenta cosas; las empresas constructoras pagan impuestos en las localidades donde hacen obras, seguramente se llamará licencia de obras o algo así. A mayor obra más impuestos. Otro amigo, al que no voy a nombrar, me contó que llevaba bolsas con dinero, mucho dinero, demasiado dinero, en efectivo porque el ayuntamiento obligaba a pagar en metálico estos impuestos… Todo el mundo conoce hoy el nombre de ese ayuntamiento cerca de Madrid porque es uno de los más corruptos, puede que el que más, su ex-alcalde está… bueno, qué más da.
Uno lee las noticias estos días, veo sonrisas de hienas de los políticos de ese partido tan popular en España, leo las noticias y donde leo pactos yo solo veo los futuros actos de rapiña. Hasta cuando?
Continuará.
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