domingo, 29 de agosto de 2021

Huele a podrido


A estas alturas ya está todo el mundo informado del desastre del mar Menor, esas toneladas de peces muertos que se están retirando de playas cerradas al público en pleno mes de agosto, un fenómeno conocido y que muchos califican de verdadera tragedia, aunque a mí lo que me parece es que esta catástrofe medio ambiental en el mar Menor no es una tragedia, sino el efecto, la consecuencia de otras muchas tragedias malolientes y muy dañinas para la sociedad murciana que se llevan gestando desde hace demasiado tiempo.


La tragedia es que en Murcia, esa provincia perdida y desertificada elevada al rango de Comunidad Autónoma en la democracia española, se ha perdido un tiempo y un dinero enorme que deberían haber sacado a Murcia de ese furgón de cola en el que vive instalada desde hace más de un siglo. Murcia vive siempre a la cola de todos los índices educativos, culturales, sociales, asistenciales, por no hablar de la renta per capita, y pareciera que a nadie, o casi nadie, le importara lo más mínimo, como si el sol y el suave invierno fueran por sí mismo una compensación a tanto fracaso escolar, a la falta de formación y a la ignorancia que parecen presidir tan rimbombante Comunidad Autónoma. Es posible imaginar siquiera para un cómic personaje más ridículo y repulsivo que el actual presidente de la Comunidad?


La tragedia es que tantas mayorías absolutas de un mismo partido político solo hayan servido para que estos se hayan puesto al servicio de los agricultores y ganaderos más depredadores que, sin ningún escrúpulo, están arrasando todo lo que pisan allá por donde van. Es un drama sin solución que estas décadas se hayan perdido sin que ningún político, casi siempre del mismo partido, haya sido capaz de sentar las bases para generar riqueza y empleo por medios sostenibles, menos depredadores con el medio ambiente y, sobre todo, que no tengan que depender masivamente del agua venida de donde tampoco la hay, que el Tajo no está para muchos trotes.


La tragedia es que la agricultura murciana, o mejor, los empresarios de la agricultura murciana, hayan actuado sin ningún freno ni cortapisa por parte del poder político y, como ejemplo de lo peor del empresariado español, se hayan dedicado al enriquecimiento rápido aun a costa del recurso más básico y esencial, el agua. En qué cabeza empresarial con dos dedos de frente, y con un mínimo de interés por sostener su negocio en el tiempo, puede caber apostarlo todo a un bien inexistente y que tiene que comprar, el agua, sin invertir lo más mínimo en reciclar esa agricultura en algo más sostenible en el tiempo. Abandonar campos salados en Cartagena para ir a cagarla (perdón por la expresión) en otro sitio es lo único que saben hacer. 


La tragedia es que los murcianos durante tanto tiempo hayan sido incapaces de criticar y expulsar de sus sillones a corruptos vendidos al poder económico, esos trileros de la publicidad que se escudan en el sempiterno “Murcia que hermosa eres” en el que parece vivir tan feliz una gran parte de la población, tan feliz como ignorante.


La tragedia de Murcia es que tienen competencias universitarias y en la Comunidad han sido unos inútiles incapaces de elevar el nivel de enseñanza y de investigación. Eso sí, Murcia cuenta con esa flamante UCAM, a saber lo que hacen ahí, que preside el ignorante e impresentable del “chis de Bill Gates” y de cuyo nombre no me da la gana de acordarme. 


La gran tragedia de Murcia y de todos los murcianos, es que no se ve una alternativa con capacidad para cambiar esto. La gran tragedia es que apenas hay voces que denuncien la connivencia del poder político que se acuesta todas las noches con el poder económico más corruptor y depredador. La gran tragedia es que no se esté denunciando día sí y día también a ese consejero autonómico, tránsfuga para más señas, colocado por obra y gracia del grupo Fuertes donde trabajó tantos años, ese grupo Fuertes propietario de Cefusa, empresa empeñada en convertirse en el único proveedor de carne de cerdo para China, aun a costa de llenarlo todo literalmente de mierda, incluidos los ya exhaustos acuíferos. El señor Fuertes decía en una entrevista que querían ser líderes mundiales, y no nos cabe duda que a la hora de ensuciar y de llenarlo todo de porquería ellos juegan en la auténtica Champions. 


La tragedia murciana es que el empresariado honesto, respetuoso con el medio y con sus trabajadores, que existe, apenas tiene visibilidad porque pareciera que solo haya que dar visibilidad y publicidad a esos tiburones empresariales que al final resulta que tienen mano de obra esclava, y todo sin que pueda mejorar nada porque en España todo es posible y la Justicia no es igual de rápida para todos.


La tragedia en Murcia es que la agricultura represente un 24% del PIB. Los millonarios no tienen la cuarta parte de su fortuna invertida en una sola cosa, por algo será; ellos lo llaman diversificación. La tragedia en Murcia es que nadie ha hecho lo suficiente para que el PIB de la región reposase sobre otras actividades, preparar las condiciones para que hubiera un motor de empleo y de riqueza más sostenible, en otros sectores. Pero eso implica trabajar, eso implica tener conocimiento y estar capacitado para emprender una actividad desde el poder político que llevase a la región a otra cosa que a un desastre medioambiental. En Murcia, como tantas veces en España, los regidores no han estado a la altura de las necesidades, pero es que además no han querido estarlo, les ha importado un comino. 


La tragedia es que en los años del desarrollismo se llenó todo de hormigón, como en tantos otros sitios, Benidorm era el modelo de enriquecimiento rápido, a costa de quien sea y a costa de lo que sea. Nadie lo denunció, a todo el mundo le pareció bien. Y hace nada el impresentable presidente de la Comunidad planteaba la gran solución para relanzar la economía en la región: más hormigón, más cemento. Pero qué habrán hecho los murcianos para tener un incompetente de este tamaño? Pues votarle. Ojalá cambien las cosas, pero tampoco se adivinan ideas deslumbrantes en el resto de partidos. Hay alguien ahí capaz de poner el cascabel al gato? Hay alguien ahí capaz de decir que ya basta de fertilizantes y de química esparcida sin límite ni control? Hay alguien capaz de terminar de una vez por todas con este despropósito, cueste lo que cueste? Hay algún periodista que esté investigando cuántos productos cancerígenos se están utilizando para producir tanta cosecha? Hay alguien investigando cómo andan los murcianos de salud oncológica? 


Suelto de golpe tanta rabia acumulada, cuando empiezan ahora a aparecer brotes verdes. Ha hecho falta una catástrofe medioambiental para que por fin se puedan escuchar voces que piden otra forma de hacer la política, voces que piden una verdadera acción para el bien común. No soy muy optimista, porque no veo en el espectro político ni agallas ni ideas que llevar a cabo, solo parches en el mejor de los casos, pero desde mi punto de vista todo pasa por la movilización ciudadana, esa que acaba de rodear el mar Menor y que espero que no baje los brazos. Ánimo amigos y adelante, solo está todo por hacer.




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