domingo, 5 de enero de 2020

A cuestas con el Imperio

  

  El día de los regalos llega y alguno descubrirá que el cuñado de turno, sea o no cuñado de verdad, le habrá regalado esa cosa de moda en España titulada Imperiofobia firmada por Elvira Roca Barea, metida aquí a historiadora. Si usted es una de esas víctimas, o si ya ha tenido la tentación de leer el libro del que hablan algunas de las mentes lúcidas a la par que defensoras de las esencias patrias, recomiendo completar su lectura con el libro “Imperiofilia y el populismo nacional-católico”, donde el firmante, José Luis Villacañas, se dedica a desmontar una por una las teorías defendidas con uñas y dientes por Roca Barea.

  Para Villacañas el ensayo de Roca Barea no es otra cosa que una actualización de los patrones ortodoxos de Menéndez Pelayo, traídos al viento populista de Vox y de Steve Banon, al que ve detrás de todo el aparato que defiende el ensayo Imperiofobia y que, según Villacañas, es en parte responsable del éxito de ventas.

  “En suma, para quien tenga una idea un poco mejor de sí mismo, de su inteligencia y de su aspiración a la nobleza moral, el de Roca Barea es un producto de poca consistencia. Quizá la brutalidad argumental sea el último recurso de algunos, pero no puede serlo de quien desee un largo futuro, pues todo lo duradero reclama una adecuada persuasión. El éxito del libro es revelador de las escasas exigencias culturales de ciertas élites del país, quienes frente a un mundo que no entienden ni saben ya dirigir, necesitan de una legitimidad que Imperiofobia les ofrece de un modo brutal.”

  A través de las páginas de Imperiofilia, Villacañas se dedica a demostrar hasta qué punto las teorías que defiende Roca Barea son antieuropeas y se inscriben en lo más conservador de un pensamiento populista que viene empujando muy fuerte desde Estados Unidos. Leído durante el periodo de vacaciones, no he podido sino reírme cuando Roca Barea defiende la Inquisición española con cifras sacadas de nadie sabe donde para demostrar que los protestantes mataban más, y que la Inquisición era leve puesto que los interrogatorios no duraban más que quince minutos. O cuando ataca a la Holanda de hoy con la leyenda de que a los niños se les dice que el coco viene de España; para alguien como yo, que ha vivido precisamente en Holanda y ha hecho bromas de todo esto con sus amigos holandeses, el argumento de Roca Barea simplemente casi me hace caer de la silla de las carcajadas. Recuerdo las vidrieras de la catedral de Breda, con un Felipe II sanguinario, o ese disco de música antigua holandesa donde se refieren al Duque de Alba como “tirano”… De verdad hay alguien que se puede ofender a día de hoy por que el entonces país ocupado pueda tener una “ligera” interpretación diferente de la Historia? En qué es ofensivo para el español de hoy? Tal es la pregunta que se hará también Villacañas a lo largo de su ensayo, una lectura nada despreciable para completar la de Roca Barea y estar alerta con esta ofensiva que uno creía ya dormida.

  Pero hay más, mucho más, como la conquista de América, el tratamiento tan humano dispensado a los indios (Roca Barea) frente a la falta de fuentes o a la invención de estas que denuncia Villacañas. La Inquisición, la Reforma, el protestantismo, América, la Ilustración, los afrancesados… todo es revisitado por Roca Barea, empeñada en reestablecer el canon de la ortodoxia histórica en España, limpiar y dar esplendor a las grandes gestas españolas, quiera eso decir lo que quiera decir, pero que a mí solo me provoca risa… o mucho miedo porque me recuerda a tiempos oscuros a los que nunca debemos volver.


  Y me quedo en Holanda, no porque sea mejor ni peor, sino para tocar las narices en el caso de que haya pasado por aquí algún defensor de las esencias patrias, etc, etc… Una cancioncita holandesa del siglo XVI que bien podría ser española. La cultura siempre ha viajado mejor que la política, y además ha envejecido siempre mejor que algunos dogmas.



Y para los que tengan ganas de saber más, dejo unos enlaces:







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