domingo, 16 de febrero de 2020

Una semana en Madrid



Después de una semana en Madrid vuelvo con ganas de contar algunas cosas que se me han ido ocurriendo en el viaje de vuelta:


  1. Hace cuatro años, recién inaugurada la alcaldía de Manuela Carmena, tuve que escuchar varias veces comentarios acerca de lo sucio que estaba Madrid desde que estaban los “podemitas”… Es curioso, este viaje nadie me comentó nada al respecto, pero yo he seguido viendo las mismas cagadas de perro repartidas por todas partes. 
  2. Sábado por la mañana, la semana se me acaba y me quedo sin poder visitar la exposición de Goya. Acudo al museo del Prado para intentar al menos conseguir el catálogo de la exposición; una bedel desbordada me dice que no es posible acceder a la tienda del museo sin un billete de entrada al museo… No hay viaje sin que vuelva a tener esa sensación de hartazgo que me hace preguntarme si quedará alguien que piense un poco en algún escalafón de la administración. 
  3. Paso por plaza de Castilla contemplando ese monumento fálico erigido por Calatrava, me pregunto cuanto dinero costó, si alguna vez se ha puesto en funcionamiento… No se me ocurre preguntar a nadie… Hay alguien a quien le importe todo esto? La información que encuentro al respecto en internet es literalmente vomitiva.
  4. Quedo con dos amigos, dos jóvenes viejos amigos desde hace más de treinta años, con los que he recuperado el contacto gracias a facebook, que alguna cosa buena había también de traer. Nos vemos, nos reconocemos, nos abrazamos, encontramos un bar, a los cinco minutos nos están echando porque cierran. Miramos el reloj: en realidad han pasado casi seis horas… Hay algo más hermoso? 
  5. Mi hija lleva once años estudiando en el Conservatorio de Toulouse, que no es Viena pero que no está nada mal. Canta en uno de los mejores coros infantiles franceses, algunos dicen que el mejor (no lo digo yo, que sería lo fácil, lo dicen los profesionales). Convence a su amiga que se olvide de otros programas de la televisión francesa y le dice que lo bueno, lo fetén, es la Operación Triunfo española… Y yo me pregunto: qué he hecho mal? Habré hecho algo mal? Seré yo el que está equivocado? Es que no puedo con los bisbales.
  6. Viaje de vuelta, escuchamos Radio Clásica en el coche. El director musical de un teatro de zarzuela madrileño cuyo nombre ahora no viene al caso es entrevistado en la radio. En su defensa de Tomás Bretón, y para hacer ver su gran conocimiento de la música germana, dice que Tomás Bretón (si, el de La verbena de la paloma) es tan bueno e incluso a veces mejor que Wagner y Richard Strauss. Eso es un patriota y lo demás son cuentos. Yo me pregunto de todos modos por qué hay que comparar con nadie para ensalzar lo que de bueno tiene Tomás Bretón, pero eso es historia para otra entrada.
  7. Qué bonito sería poder pasear por Madrid alguna vez en la vida sin tener que oír ni un solo coche, y escuchando solamente los pájaros…



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